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Sacar el máximo partido al espacio existente, crear un ambiente joven y dinámico, tener una distribución flexible que pueda adaptarse a posibles cambios y nuevas necesidades y, sobre todo, tener un espacio al que apetezca ir a trabajar. Fueron las 4 premisas sobre las que se basó todo el desarrollo del proyecto de interiorismo de estas oficinas en Lleida.

El punto de partida eran unas oficinas totalmente diáfanas con dos plantas de 200m2 cada una y que distribuimos de la siguiente forma:

Planta baja: Recepción, recursos humanos, sala de reuniones, cantina, plató y espacio polivalente de formación y eventos.

Planta primera: Dos salas de reuniones, dos cabinas insonorizadas para llamadas, zona de descanso y 3 zonas de trabajo diferenciadas.

La luz natural que inunda las dos plantas, ha sido un elemento clave en todo el proyecto:

En planta baja nos recibe un espacio que apenas necesita luz artificial durante el día. Una superficie totalmente abierta en la que jugamos a dominar y dirigir esa luz con la posición estratégica de algunos elementos como la cocina o las lamas de madera de la zona de recepción.

Mientras que en la planta primera el objetivo fue el opuesto: Dejar que la luz natural inundase al máximo los espacios de trabajo y las salas de reuniones, para tener la sensación de estar casi en el exterior. El diseño gira en torno a los grandes ventanales que presiden toda la planta.

El color es otro de los elementos importantes del proyecto. Tienen especial protagonismo el amarillo y el azul, dos de sus colores corporativos y se ha añadió el verde en las zonas de trabajo para relajar y generar un ambiente mas sosegado y ayudar a conectar con el exterior.

El resultado de todo este proceso ha sido unas oficinas que desprenden frescura y logran crear un ambiente que te hace sentir un poco más en casa, manteniendo al empleado y su bienestar como protagonistas en todo momento.